Un doberman te ladró corriendo en el camellón de Abasolo de Sur a Norte, doblando en Lázaro Cárdenas, a la altura del asilo Soler. La jeta se te hizo conocida, parecida al mastín que te ladró asomándose por la ventila del baño del segundo piso de la casona de Bellavista y Guerrero. Un día, un tipo grueso y de lentes oscuros salió de la cochera a toda velocidad en dirección del Malecón Costero. El perro quizá le ganó al portón y logró salir en persecución del vehículo, imposible de alcanzar. Así deben haberse escapado los otros dos ejemplares, muertos de hambre y sed, enloquecidos por el encierro y la energía acumulada.
Pretendidos perros policía. Pero no siempre fue así. Hay una película, The Doberman Gang (1972), donde son usados para cometer un atraco.
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