Ahora se hacen llamar Alas de Oro. Sí, cómo no. En septiembre, a punto de salir de la CAPU un viernes noche, el joven operador dice haciéndose el simpático: me falta dinero de las casetas. Ahora vamos a tener que hacr una coperacha. Un pasajero de en medio del camión, pegado a la ventanilla, levantó la mano: ¿cuánto te falta? 320. Te doy 500, dijo sacando el billete azulado con la jeta de don Benito, pero vámonos ya. Parece que su destino era Ciudad del Carmen.
Anoche salimos a las 18:45. Alcancé el último pasaje de la corrida 1515200, asiento 49. ¿Eso es junto al baño? Ese camión no tiene sanitario, dijo la taquillera.
Llegamos a eso de las 9:30 de hoy. El chofer logró frenar a tiempo en uno de los túneles de Las Cumbres: en medio de la espesa niebla, distinguió lo que parecía una caja de un torton obstruyendo el carril de baja velocidad. Luego, saliendo de la terminal de Córdoba, en lo oscurito, una patrulla de la Guardia Nacional le marcó el alto: acusó al conductor de pasarse el semáforo en rojo. Yo no vi nada, pero una señora recia, de esas mujeres alegadoras, se bajó a cantarle sus verdades al uniformado: "Ratas como ustedes .." empezó a gritar. Luego, una mujer joven, madre de dos, la hizo fuerte. Tardaron, pero parece que no hubo dinero de por medio.
Luego, que truena la caja de velocidades al echarse de reversa en la terminal de Tierra Blanca. Una o dos horas después, un camión nos llevó (parados) hasta Tuxtepec. Ahí nos recogió un camión naranja de los nuevos, y nos subimos los 23 pasajeros que quedábamos.
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